Después de preparar la masa madre y dejarla dormidita en la nevera, hice un poco de Vudú y la reviví siguiendo las instrucciones del libro de Dan Lepard, Hecho a mano.
La verdad es que se comportó muy bien. Llevaba dormida casi 20 días y ya en el primer refresco se le vio fuerte y sana.
En tres refrescos estaba preparada para hacer un panecillo.
Y aquí es donde me dio la vena creativa y pensé… Y porque no hacer un experimento de pan sin amasado con masa madre?? Y si lo amaso sólo un poquito y le doy un pliegue, que pasará? Así que me puse a improvisar y a hacer una mezcla extraña de procesos de varias fuentes.
Resultado… FRACASOOOOO ABSOLUUUUUUTOOOOOO
El pan ni subió, con una corteza extremadamente dura y una miga muy prieta con un par de burbujilas en su interior.
La verdad es que mucho esfuerzo no le había dedicado, pero si ilusión, así que en lugar de tirarlo, decidimos aprovecharlo para cortar unas rebanaditas, me habría venido bien la motosierra de Viernes 13, para hacer tostadas extracrujientes. Juan y Trini ya las probaron y creo que han pasado el corte.
Ademas, vamos a triturar algunas para hacer pan rallado casero, que tengo pendiente una receta de hamburguesas de pollo que lo necesitan. Ya la publicaremos.
Y recordad, siempre hay que aprovechar lo que se pueda y…NUNCA NUNCA improviséis con el Pan si no sois Dan Lepard, Richard Bertinet, Xavier Barriga, Iban Yarza o similar…
Sabio consejo el de no improvisar salvo que seas un monstruo del pan. Yo he vivido experiencias como esa (y peores) con el pan, todavía recuerdo unas «bolitas» rompe dientes que cociné el diciembre pasado. Esos recuerdos nos ayudan a valorar el trabajo de los buenos, a recordar que no somos profesionales y a disfrutar cuando conseguimos parecerlo. ánimo!
jjaajjajaja,
que bueno lo da las bolitas rompedientes.
Lo que somos es profesionales de intentarlo